15/3/11

Mantenía la cabeza bien alta, pero aún seguía observando los rastros de su propia triste za. Se había marchado enero y con él, la posibilidad de volver atrás. Un nuevo mes que se había llevado consigo horas de alegría, lágrimas, sueños, esperanzas pero nunca su recuerdo. Lo seguía sintiendo en el medio del pecho. Persiguiéndola día y noche. Acorralándola a cada hora. Acosándola con canciones, lugares y momentos que lo traían una y otra vez a sus sentimientos. Los días parecían semanas, las semanas meses, y los meses años. Sentía rechazo por las frases armadas que predicaban que el tiempo curaba todas las heridas. Para ella no existía cura. Sentía que lo había perdido todo y que su corazón se había desgarrado, convirtiéndolo en cenizas que se iban alejando con el viento de un nuevo verano. Le regalaba al tiempo, desperdiciando las horas en encontrar un por qué y un cómo. No entendía como un amor tan grande, de un día para el otro se terminaría. Como esa historia, desaparecería. Esa noche volvió a ser como las últimas noches de su vida. Un café en la madrugada, un cigarrillo y la misma pregunta antes de decir hasta mañana ... ¿A dónde iban los sueños y las esperanzas cuando éstas ya no eran más compartidas? Se había quedado estancada en aquella primera noche, en aquellos primeros besos, de mucho tiempo atrás. Hoy no cree que haya sido el tiempo, pero por alguna extraña razón dejó de preguntarse una y otra vez las interrogaciones que no entendía y que la intrigaban tanto, dejó de recordar los malos y también los buenos momentos junto a el, dejó de importarle lo que hacía, y aunque el volvió a buscarla como si nada, tratando de que ella se olvide de lo que pasó y haciendo como que aunque las cosas ya no eran iguales igual todo estaba bien. Ella dejó de fingir, dejó de darle importancia a sus mensajes, a las cosas que le decía. Ahora ella se da cuenta que de una forma inexplicable dejo de amarlo. Y esa fue una de las pocas razones en la vida por la cual se siente orgullosa de ella misma :)