22/12/10


Las chicas sin suerte siempre somos espectadoras, nunca protagonistas.Pero ser espectador o protagonista depende solo de una decisión.A las chicas sin suerte nunca nos dan un protagónico, siempre somos nosotras las que tenemos que ir, pararnos en el centro del escenario, debajo de la luz, y decir “acá estoy”. Las chicas sin suerte vivimos lamentándonos por lo que nos tocó en suerte. Pero cuando nos revelamos, cuando agarramos el toro por las astas, algo empieza a cambiar. Las chicas sin suerte creemos que somos como una balsa en el mar, a la deriva. Pero podemos nadar, podemos patalear, remar… está bien, tenemos que remar mucho, sí, pero remando llegamos a donde nosotros queremos, no a donde el mar nos lleva. Ya no necesitamos la suerte, porque la suerte la hacemos nosotras... Hay que que aprender a luchar por lo que queremos, para que nuestra suerte cambie, y no esperar más una limosna de la vida, sino hacer nuestra suerte.